sábado, junio 07, 2014

Otros sitios, otros cuentos. (Columna Opinión)




Hermoseando
por Maki Miró Quesada*

No sé cuándo empezó la moda. Algo me dice que tuvo que ver con los partes policiales que primero cambiaron la forma como escribían los periodistas y luego cómo se expresaba el civil de a pie. Lo cierto es que en algún momento arrancamos a hablar del vehículo y no del carro, de laborar y no de trabajar, y de golpe, por allá cuando se creó el horario corrido, de refrigerio y no de almuerzo, lonche o comida. Todo empezó a oler a metáfora y a tener un tufillo vagamente pretencioso y rebuscado lo que equivale a decir huachafo. 
            En el final de la era montesinista salieron a relucir los famosos vladivideos y nos dimos con que estos no se miraban sino se visionaban (?) lo cual siempre me pareció que tenía que ver más con milagros y objetos celestiales que con la forma perversa de hacer política del 'Doc'. De allí es más la cosa agarró cancha para correr y hoy escuchamos rostro en vez de cara, cabello en vez de pelo y con cualquier pretexto la gente se pone a hermosear. 
            ¿Qué fue de guapo, lindo o simplemente bonito? Eran términos más modestos, no tan grandilocuentes, que tenían además el encanto de ser más efectivos porque eran utilizados con cuentagotas. ¿Por qué se han extraviado bajo esta avalancha de hermosos que lo cubre todo? Ahora no hay foto en Facebook donde los comentarios halagüeños, sin excepción, no hablen de hermosos, o hermosas, cuando no de hermooooosos o hermoooooosas. Seguidos por supuesto de 'te amo' (o más bien 'te aaaaamooo'). 
            ¿Qué pasó con 'te quiero'? En un tiempo un simple ' te quiero' bastaba para sellar el momento donde todo cambiaba para dos. O para dejar sentado el sentimiento que nos une el uno al otro. ¿También ha perdido su valor? Ahora 'se ama' a cualquiera. Al, o a los, del 'Face' sin distinguir si son humanos, perros, gorras, paisajes, bebés, helados, grupos o individuos. ¿Entonces qué valor le ponemos a cualquiera, sin distinguir si son gente o un objeto inanimado, si los conocimos ayer o si son en verdad un cariño -otra palabrita perdida- de toda la vida? No es necesario usar más donde menos es suficiente porque corremos el peligro de quedarnos sin palabras para describir lo que en verdad vale la pena. Que como todos sabemos es bien poco, y por eso mismo es precioso.
             Creo que en parte la vulgarización del verbo amar viene de la traducción literal de los americanos que le ponen love a todo. Love New York, love my mom, love my dog, love my country and my hair. La idea me la dio una caribeña en Miami que me dijo, '¡Oh, grandioso!'. Comprendí que quiso decir, 'Oh, great!'.
             Para los puristas que argumentarán que el cabello viene de la cabeza y el pelo de otra parte les diré que si así fuera no iríamos a la peluquería sino a la cabelloría. 

















*Columna publicada en la Sección Luces de El Comercio -Perú.
El Sábado 7 de junio del 2014








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