viernes, agosto 12, 2011

Bajo un cielo de mármol


En un remate de libros de un conocido supermercado (donde pagas menos y vives mejor, dicen) encontré una joya. Trataba sobre otra joya. Una India. La que en algún momento de mi vida espero poder conocer, tocar, admirar. Una ficción sazonada con guerra, intriga, traición, historia y amor.

La princesa Jahanara rememora la extraordinaria historia de amor de sus padres, la hermosa Mumtaz Mahal y el emperador Shah Jahan quien, tras la muerte de su esposa, para honrar su memoria, ordena la construcción del más hermoso mausoleo: el Taj Mahal. Jahanara no tendrá más remedio que tomar las riendas del gobierno para acabar con las intrigas que se despiertan en el reino ante la debilidad de su padre, quien, consumido por el dolor, no es capaz de atender a los asuntos de estado.

Y del libro, que recomiendo muchísimo, me quedo con lo que aquí comparto. A leer señores, a leer, porque leyendo nos teletransportamos a otro mundo, otra historia, otros sueños. Podemos cumplir lo que muchos anhelan: viajar en el tiempo y regresar para contarlo.

"—Te casaste bien —repuso mi madre con picardía—. Si no me hubieras encontrado, hoy día estarías mucho más viejo. Y yo todavía estaría vendiendo cuentas de cristal a los nobles, a esos hombres lujuriosos que solo pretenden contentar a sus queridas, a esos varones que piensan con el órgano equivocado.

Padre se echó a reír, y ese ruido sordo me confortó.

—Esos idiotas bromean creyendo que les envidio, que suspiro por las mujeres que ellos acumulan —comentó, tomando un sorbo de vino—. ¿Tú crees que ni siquiera sospechan que dejaría mi Imperio por ti, ni que sin ti a mi lado, yo sería como un halcón sin alas?

(pg. 36)"



"Mi padre, más propenso a emocionarse que ningún otro hombre que conociera, me dijo:

—Preferiría perder mi imperio antes que a ti, Jahanara. ¿Cómo podría vivir el cielo sin sus estrellas?

(Pg. 51)"


"Una taza de té se enfría en mis manos. Llega un hostigo de viento desde lejos y ondula las tranquilas aguas del río. Aunque soy una mujer endurecida y tengo una lengua mordaz, a veces me vuelvo sentimental y propensa a las efusiones emotivas. Y las brisas, especialmente aquellas que provienen del Taj Mahal, hacen brotar mis lágrimas. Porque las brisas me recuerdan a los besos.

(pg. 97)"


"—¿Y vos creéis que yo soy como esa… golondrina?

—Creo, mi señora, que vos sois mucha más mujer que la que in hombre cualquiera podría controlar.

(pg. 107)"


"—Te quiero —le dije de todo corazón—. Te debo tanto que nunca será capaz de pagártelo de ninguna manera.

—¿Es que acaso un lirio puede aspirar siquiera a pagar al sol por haberle dado la vida? —Inquirió, siguiendo con el dedo el contorno de la flor en la pared—. No, la simple belleza del lirio basta para retribuirle mil veces, porque cada día el sol puede ver la maravilla que ha creado.

(pg. 185)"


"—Pero le gustan las cosas bellas, Nizam. Piensa en el Taj Mahal; piensa en lo que crea. Un hombre así…, dime, ¿por qué habría de interesarse por cosas viejas, si puede tener algo nuevo?

—Vos no sois un objeto —replicó él—. Y tal vez esa sea la diferencia entre nosotros y otros hombres. Pues la mayoría tiene a las mujeres por cosas, mientras que para nosotros sois… —Hizo una pausa, azorado—. No soy hombre de muchas palabras, mi señora; tampoco soy poeta. Pero me parece que para nosotros sois… como elefantes blancos. Os buscamos durante toda la vida; cuando al fin os hallamos no os desecharemos jamás.

(pg. 307)"


"—Quédate —murmuré—. Quédate, por favor.

—Ya me encontrarás —susurró—. Siempre me has… encontrado.


—¿Me llevarás contigo? —pregunté, mientras le besaba las lágrimas y me bebía su sabor—. Por favor, te lo ruego, llévame contigo.

Al sentir que se le escapaba la vida lo abracé con fuerza, como si mis manos pudieran impedirle partir.

—Estás… conmigo. Como siempre.

(pg. 381)"


"—Te encontraré —dije—. Te encontraré cubierto de fragmentos de piedra y te ayudaré a construir en el Paraíso.

—¿Lo prometes?

—Sí. Y volveremos a vivir como uno solo.

Fijó la mirada en mí.

—Te amo, golondrina.

Y entonces me dejó.

(pg. 382)"


"Como bien sabes, Shah Jahan, vida y juventud, riqueza y gloria, todo va a la deriva en la corriente del tiempo. Sin embargo, tú has luchado para que el dolor de tu corazón no muera. Deja que el esplendor del diamante, la perla y el rubí se desvanezca. Bastaría con que dejaras caer esa lágrima, tu Taj Mahal, y que brillara, prístina, en la mejilla del tiempo, por siempre y para siempre.

Rabindranath Tagore."