jueves, diciembre 24, 2009

LOS PADRES DEBERÍAN CRE(C)ER

Hay veces que los padres deberían creer en sus hijos, y de paso: crecer. Porque sí, algunos se quedaron en la década de los sesenta u setenta. Su pensamiento es cavernícola y su accionar es medieval. Hay veces que ellos solitos, sin ayuda ni recomendación, nos avergüenzan sin requerir cooperación adicional, como si con ser adolescentes o jóvenes tendríamos poco.

Ellos no tendrán que ‘comerse’ horas, días, meses y quizá años de bromas, adjetivos irritantes y apelativos bochornosos. Somos nosotros, sus hijos, los que aguantaremos frases tipo “Qué hijito de mamá eres” o “A fulanita no hay que llamar porque su papito no la deja salir, es una falla total”. De esta manera nuestros padres nos condenan a la soledad eterna, a la marginación social. Y no exagero.

Si los hijos son introvertidos, será el fin de sus días, el cuidado y la sobreprotección de sus padres impedirá que este se relacione de manera normal con su entorno. Por el contrario, si los hijos somos extrovertidos, sabremos cómo sortear estas prohibiciones y salir ganando en más de una ocasión, bien persuadiendo al padre para que nos deje salir o a los amigos para que no crean que somos atorrantes, hijitos de papá/mamá, creídos, soberbios o simplemente unos aburridos aguafiestas. Y de paso, pedirles que la reunión o salida se postergue.

Pero con esto no digo que siempre será así. Por un lado, los padres se mostrarán indiferentes a nuestros ruegos, nos enviarán castigados a la habitación o seremos nosotros los que iremos corriendo por no soportar los gritos iracundos que el progenitor prolifera. Del otro lado, los amigos se negarán a cambiar de planes solo por nuestra bonita cara y saldrán sin nosotros, eso sí, prometiendo que nunca más perderán el tiempo en llamarnos, diciéndonos claramente: “Siempre que te llamo, no puedes, déjate de joder”

Todos los adolescentes y jóvenes que aún vivimos en casa, bajo el techo y las reglas del padre dictador, sufrimos o sufriremos de esta injusticia. Algunos padres se niegan a escuchar nuestras razones y estas son las de ellos:

A.- En mis tiempos, los chicos invitaban a las chicas a salir con varios días de anticipación, no llegaban de improviso a la casa de la doncella y pretender llevársela.- ¡Padres! ¿Y quién dice que ahora no es igual? Hasta hoy los pretendientes invitan a las chicas con días de anticipación, hasta hoy los novios invitan a sus novias con días de antelación, hasta hoy los esposos invitan a sus esposas con días de anterioridad, hasta hoy los amigos invitan a sus amigas con días de adelanto. ¡PERO! HOY, los amigos TAMBIÉN llaman a sus amigas diciendo “vamos a ir fulanito, zutanita, menganita y yo a comer, ¿quieres ir con nosotros?” una responde “¿ahorita?” el amigo te dice que sí y tú, ilusionadamente, vas a informarle a tu papacito, un grito acompaña a un “no” y ni siquiera son las nueve de la noche.

B.- En mis tiempos, las chicas decentes no se subían al carro de chicos desconocidos.- ¿Y quién te dijo que yo no conozco a fulanito? Puede ser mi amigo de toda la vida, de un par de años o de un par de meses. En la mayoría de ocasiones subimos más de una al carro del amigo que amablemente se ofrece a llevarnos a nuestro paradero, a nuestra casa o a nuestro centro de labores, porque, SIMPLEMENTE, les queda de camino. Si su temor es que este delincuente juvenil nos secuestre, pues papis, esto puede pasar en cualquier situación u momento. Por ejemplo, en un taxi. Si nos subimos con un amigo este también, si sus intenciones son deshonestas, nos llevará a algún lugar con engaños u, en el peor de los casos, obligadas. Y, pues, si subimos solas al carro de un amigo/conocido ¿por qué nos subestiman, creen, acaso, que seremos tan ingenuas como para aceptar ser llevabas por zonas desconocidas o desoladas sin preguntar o exigir se nos devuelva a casa? ¿Creen que somos tan, pero tan, cándidas que aceptaremos ser llevabas por un chico del que apenas sabemos su nombre de pila? Un momento, ¿no es igual, incluso peor, subir a un taxi? Quiero decir, al taxista nunca en mi vida lo he visto, no sé dónde vive, no sé si es honrado, no sé su nombre y nunca sabré cómo contactarlo (salvo que le pregunte su número de teléfono para posteriores contratos).

C.- En mis tiempos, las chicas no salían solas con los hombres, siempre tenía que ir una chaperona, lleva a tu hermana.- Pues en esos tiempos, papi y mami, en los que se necesitaban las chaperonas no existían los lugares públicos y llenos de gente que hoy existen y adonde es que vamos, lugares en donde no nos puede pasar nada de lo malo que se imaginan. Hoy, las salas de cine están repletos de parejas, familias o grupos de amigos; los centros comerciales, café bares, pubs y fast foods albergan a centenares de ávidos compradores y comensales; las discotecas ofrecen mayor diversión a un grupo que a un par, es por eso, que se prefiere ir en “mancha”, para que entiendan: en grupo. Y si tienen temor de que nos pepéen, pasen al siguiente punto.

D.- En mis tiempos, no eran comunes las noticias de pervertidos que drogan o duermen a las chicas inocentes para abusar de ellas.- Es cierto que en este siglo hay cada vez más insumos para drogar, sea dormir, aletargar o extasiar, a las chicas inocentes. Es por ello que este punto es relativo, cada padre conoce a sus hijas, sabe cuán ingenuas, crédulas o listas son. La gran, gran, mayoría de padres repite los ya tan comunes pero siempre necesarios consejos. Tales como: “No recibas bebidas abiertas, así te den el trago más caro o tu gaseosa preferida y así te estés muriendo de sed”, “No dejes tu vaso ni para ir al baño”, “No permitas que te lleven por lugares oscuros y desolados”, “No subas a taxis que carezcan de identificación”, “No permitas que el taxista tome rutas diferentes a las que tú tomas, ni que tus amigos se lo pidan”, “No pruebes cosas nuevas que insistan en invitarte”, “Nunca cuentes que te estás quedando sola en la casa”, “No camines sola por calles desoladas ni pases cerca de grupos de hombres sospechosos”, “No lleves la cartera como si fuera la bolsa de pan, ponla hacia delante y sujétala bien”, “No te quedes sola con un amigo en su casa”… y los consejos de los padres precavidos continúan, los hijos solo debemos oírlos y hacerlos nuestros, aunque nos cansemos de escucharlos. Porque más sabe el diablo por viejo, que por diablo.
Tal vez en este punto no se critique los pensamientos retrógrados de los padres, pero así estos actúen como salidos de una máquina del tiempo que los trajo directo desde el pasado, son padres y están en su derecho de aconsejar a sus vástagos. Pero, como dije líneas arriba, los papás saben en qué nivel de candidez se sitúan sus hijas, saben si son propensas a ser engañadas y dormidas, en ambos sentidos.

E.- En mis tiempos, las chicas no dormían en otra cama que no fuera la suya. Esa moda de pijama party es pura alcahuetería.- Sí, es cierto, para algunas chicas organizar una fiesta de pijamas es un buen pretexto para irse de fiesta, escaparse con sus amigas a la disco de moda, a la que su papá le tiene prohibido por lo que su edad no se lo permite pero su apariencia (de chica mayor) la ayuda. Algunas, más osadas, se fugan con los enamorados sea a donde sea. Y aquí, las que han usado este pretexto dirán “no es cierto”, sí que lo es. Pero también habemos otras, para las que una fiesta de pijama es ESO: una verdadera fiesta de pijamas, con películas, música, chistes, comida chatarra, carcajadas, juegos y demás muestras de amistad. Nunca debemos generalizar papis, no todas las hijas y amigas somos iguales. Y nada nos pasará si dormimos en otra que no es nuestra cama, aunque deberían saber que eso ni siquiera se hace, dormir a veces no forma parte de un pijama party. Aunque depende de cuánto tengamos que contarnos y de cuán cansadas hayamos llegado.
¿Acaso, muy pronto no dormiremos en otra que no es nuestra cama? ¿No volaremos del nido, alguna vez? ¿No tendremos que viajar a otra ciudad por asuntos académicos o laborales? ¿Qué nos dirán padres? ¿Qué no podremos vivir esas experiencias nuevas y gratificantes solo porque en sus tiempos eso no se hacía?

Pues les tengo una noticia: no estamos en sus tiempos. Y nosotras, sus hijas, no tenemos dos años, ya hemos pasado más de dos décadas de cumpleaños. Configuren su calendario, casi, casi es el año 2010.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Hace poco desempolvé de mi baúl de los recuerdos digital un tema que me recordó los mil y un consejos de los padres cuando una hija empieza a salir con chicos. Lucero, con su dulce voz, dice: Mamá me enseñaba lo que debo hacer / Si salgo con un hombre por primera vez / Que no me suelte el pelo y, esté donde esté, / que sea buena chica y me porte bien / Si vamos a bailar no he de permitir / que trate de acercarse demasiado a mí / Que beba Coca-cola o agua de limón / y pase lo que pase mucha precaución / El caso es que hasta ahora siempre ha sido así / quizá porque mi madre no pensaba en ti. Y luego de un armonioso estribillo, remata: Mamá me enseñó lo que debo hacer / si salgo con un hombre y cumplo mi deber / No debo insinuarme ni coquetear / ni nada que dé idea de frivolidad / Si vamos por la calle nada de pasar / por donde no haya gente o por la oscuridad / Y sea como sea no consentiré / que trate de besarme eso no está bien… Me pregunto si mi papá (o mamá) respetaron esto último. En fin, esa es otra historia y yo con los mil “no” de mi padre, tengo suficiente.


N. de A.: Esto fue escrito en un momento de rabia, hace algunos años, cuando fui víctima del padre tipo A de este tema. Hoy en día mi padre intenta ser moderno, pero alguna que otra vez se le escapa... aún así hago público lo que un día escribí porque sé -y conozco- que no todas mis contemporáneas están libres de los prejuicios. A ellas, mi sentido pésame.

viernes, octubre 16, 2009

Cuando un sueño habla...

REVELA EL ANHELO DE TU CORAZÓN




Sueño con que tu aroma acaricie mi corazón
y lo haga latir sincronizado al tuyo.

Sueño con que tu perfume encienda mis cinco sentidos
y un sexto quede dormido para nunca dudar ni de ti ni conmigo.

Sueño con que tu fragancia cale hondo en mi alma
y que mi belleza sea la esencia de tu amor.

Sueño con el día en que Dios me convierta en la heroína de tu historia,
en el personaje irremplazable de tu aventura.

Sueño con tus manos, fuertes y ásperas,
que defiendan nuestro nido en la batalla o castiguen a quien lo intente destruir.

Sueño con tus ojos, transparentes y cálidos,
que me hagan caer en un hoyo hasta tu corazón sintiendo tu alma conectada a la mía.

Sueño con tu boca, perfecta y misteriosa,
que pronuncie el amor, la perfecta realidad y nos haga vivir, siempre, de verdad.

Sueño con tu pelo, brillante como el sol, que baile al viento,
ese viento que anhelo respirar solo contigo y que, cuando me pierda, me lleve de nuevo a ti.

Sueño con tu amor, con que me ames eternamente y me corones tu reina,
la reina de tu vida o tu vida misma.

Sueño...
porque toda mujer sueña con ser amada…
y todo hombre con una mujer por rescatar.

εϊз Inspired by Captivating.




miércoles, setiembre 02, 2009

Sobre mentiras y mentirosos


[ Él mintió ]




Él mintió
No cumplió su palabra y no me buscó
Su silencio mató todo aquel sentimiento que jugaba a hacerse real
Su pasado siempre latió en su presente
Su presente fui yo pero su futuro otra más.

Él mintió
Sus labios pronunciaron patrañas que intentaron sonar a verdad
Pero cuando se unieron a los míos
Candentes y expectantes
Se olvidaron de qué era hablar o pensar.

Él mintió
Mientras sus ojos inspiraron mi sueño más real
Sus manos tocaron la fibra sensible de mi corazón
Y su boca dibujó mariposas en el lienzo sedoso de mi desnudez.

Él mintió
Dejó la luz prendida y un semáforo en ámbar
En una pista con un solo peatón: yo
Jugó a ser maduro y dejar la idiotez
Pero su polarizado corazón nunca se dejó ver.

Él mintió
Nunca dejó que lo adorara pero él si me adoró
Con canciones, poemas y novelas que me dedicó
Desde ese ayer atormenta mis sueños y lo peor
Es que despierto de muy buen humor
Aunque no lo haya vuelto a ver.

Él mintió
Fue el rey de las historias creadas
Solo para excusar su descontrol
Aunque en público se controló
Solo porque lo nuestro era un montaje
Simple y complicado montaje.

Él mintió
En su mirada la decepción era la única que se reflejaba
Llegué a pensar que se sentía solo
Y cerraba los ojos y con su boca me demostraba que no era eso
Era la caprichosa locura que moría por derretir a la soledad.

Él mintió
Me dijo que no se podía vivir del amor
Que cuatro letras no valían lo que siete sí
Y ahora pienso: ¿para qué perseguir su amor?
Sin él estoy bien pero sé que conmigo él estaría mejor.

Él mintió
Me empujó hacia una maratón que no tiene cuando acabar
Cada mañana cada noche, siempre igual.
Hizo su elección y a las semanas rebobinó su grabado corazón
Fue tarde...

Él mintió
Estaba presente: reía, me besaba, cantaba y me abrazaba.
Era feliz
Feliz él conmigo y yo con él
Feliz durante una estación que para ambos fue un amor.

Él mintió
Gritaba, se ofuscaba, encolerizaba y volvía a gritar
Desesperado pedía perdón
Su sonrisa y sus labios eran su mejor arma de persuasión
Bendito tramposo.

Él mintió
Deseaba llegar cansado al ocaso de nuestro encuentro
No quería soñar con un futuro
Ni pensar en un formalismo que pondría fin a nuestra historia
Porque detrás de ella se escondía a dos amigos.

Él mintió
Nunca dijo que me pertenecía
Nunca dijo que sin mí se moría
Mientras que yo se lo repetía
En el lenguaje de gestos y señales
Mudos y tontos los dos.

Él mintió
Y todo murió entre los dos
Y todo se derrumbó alrededor
Dejándonos desnudos
Sin mentiras y con recuerdos
Con verdades y sin sueños

Él mintió
Me empecino en creer
Que fue él quien mintió
Porque la mentirosa
Fui yo.

Él no mintió
No me dijo que amaba
Simplemente, porque no era verdad.

εϊз Inspired by Alguna que otra canción.



domingo, agosto 02, 2009

Mi regalo

[A mi amiga con cariño]
Nuestra querida Cristina nació un nublado 2 de agosto de… ¡ALTO!
Esto no es una cursi y aburrida biografía de anuario escolar. No querida amiga. Esta es la más sencilla manera de recorrer nuestras memorias en función de tus años. Esos años que hoy celebras y de los que no te avergüenzas. Esos años que te han enseñado mucho más que una clase universitaria, en los que aprendiste a caminar por diversión, a hablar por necesidad, a leer por curiosidad, a contar por orgullo, a sumar por ambición, a restar por dolor, a escuchar por voluntad, a bailar por regocijo, a soñar por ilusión, a besar por explorar, a vivir por puro gusto y a disfrutar de cada 365 días nuevos sin temor a las arrugas, a las patas de gallo o a las líneas de expresión.

Este es mi regalo desde la distancia, desde aquí te lo envío gracias al único que, en oportunidades como esta, me salva. Porque ya no tengo más sede en tu ciudad, ni un mensajero desinteresado ni un delivery gracias a alguna tarjeta plástica, la única que tengo no es visa y mentira que para todo lo demás existe mastercard, a la hora de la hora sales más endeudada que ni esta te salva.

Te recuerdo delgada, callada y un poco tímida. Te recuerdo sincera, fresca y parlanchina solo entre chicas. Te recuerdo misteriosa, no muy alta pero sí rubia. Te recuerdo burlona, rajona y muchísimas veces esto sí es divertido. Te recuerdo invitándome papita a la huancaína, pidiéndome un sorbo de gaseosa o contándome la última noticia.

Recuerdo un suspiro disimulado acompañado por la mejor cara de ñosa ante la desatenta presencia de un “apapachador” amigo que, debo confesar, estaba (en sus épocas mozas) más bueno que el pan con palta.

Recuerdo una botella –ajena- de mexicanísimo tequila vaciada por completo, terminó tan vacía que parecía nueva (llena) o recién comprada para ser llenada. Fue cobrado hasta el impuesto, fue quitado hasta el último centímetro cúbico, pagó por algo guardado en algún recoveco de tu alma. Luego fue el turno de la jarra de jugo mágico y la platea no pudo hacer nada, solo reír, lo que mejor sabemos hacer.

No recuerdo el día, tampoco la ocasión. Solo recuerdo un par de lentes empañados por escurridiza gaseosa que fue interrumpida por un ataque de risa, en su camino hacia tu alocado estómago. La lección fue aprendida: nunca hacerte reír cuando estés tomando líquidos. Aquí entre nos, a mí me pasó más de una vez. No tuve la suerte de ser víctima de risas ajenas, más bien fui “multada” por mi general. Alégrate que nosotras solo reímos. Siempre reímos.

“… te fuiste de mi lado sin dejarme ninguna explicación. No te importó si yo comía o sufría o se partía en dos mi corazón… Yo pensé que solamente tú eras mío y yo te lo di todo, malagradecido…” Quien nos conoce a ambas y lea esto sabrá a qué me refiero. Quien no, se lo imaginará. Tu desilusión fue la primera, tu dolor fue mi coraje y tus lágrimas mi rencor. En el sufrimiento: hermanas.

No me importa tu ambigua relación con las fotos. Ese amor-odio que les tienes, a veces, me desquicia, pero como todo entre nosotras: pasa. No puedo recortarte si sales muy junto a mí. No puedo borrarte porque mi arcaico ordenador no tolera algún decente programa de fotografía. Lo que puedo hacer es taparte. Eso lo hago, digitalmente, bastante bien.

“[de] Los niños se enamoran es muy cierto…” dice Pedrito, MI Pedrito, Suárez-Vertiz. Y eso tú lo has demostrado científicamente. En eso somos mentes (y corazones) gemelas. Somos francotiradoras francamente abusivas. ¿Esto está penado por la ley? Porque nuestro ojo pone la bala… ¿o debería decir: el corazón? Besar a quien se ama no es pecado, dicen por ahí.

Inocencia. Pureza. Inexperiencia. Candidez. ALTO. Mentir es pecar. Sabes salir, sabes bailar y, sobre todo, sabes moverte cual odalisca en el más viejo arte “lingüístico” que la humanidad conozca. Por algo en tu chapa de LocaCola salió el número uno de entre ocho chapas de la
Industria Doble K.

“Ansío el momento de tenerte encima, quisiera estar adentro de tu cuerpo caníbal. Me encanta(ría) tocarte, quitarte la ropa, mirarte mientras bailas de lujuria es tu boca… A mi me gusta(ría) hacerte el amor no me interesa que se pierda tu inocencia vulgar…” Tan comentada y rajada invitación. Cándidamente confundimos la canción “Cinco letras” con una de ocho: "El parque". Pero seremos cándidas solo por segundos. A nosotras nadie nos engaña. Aún así, momento para el recuerdo.

Recuerdo que tienes debilidad por tus amigos. Los cuidas más que novia celosa y posesiva. Desde tus azoteas vigilas su andar y su despertar. Toleras a las enamoradas así como toleras un grano en el medio de tu frente. A más de una quisieras escogerlas a tu gusto y paciencia. Pero, para las íntimas, preparas el catálogo de temporada y no paras hasta provocar que yo saque mi cuchillo.

Tu alter ego se llama Abencia Menza, eres amiga de La Muñequita inflable y de la Angie Cepela del folklore, cantas con Sonia Molares, odias a Dina Pancha y amas a Alicia Delgada.

Y yo, si te digo que te quiero, miento. A las mejores amigas se les ama, porque son las hermanas que se escogen, las confidentes que se ganan y el soporte necesario para siempre saber que, si se llora o se cae, habrá alguien que seque tus lágrimas con un kleenex o alguien que te ayudará a ponerte de pie cuando no tengas fuerzas para hacerlo tú sola.

Gracias por aceptar mi “solicitud de amistad” hace más de diez años.


Y... ¡FELIZ VIGÉSIMO ALGO CUMPLEAÑOS!



Nota: Los nombres y fotografías fueron cambiados para proteger la identidad de las personas o imágenes involucradas. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

sábado, mayo 30, 2009

¿Quién sufre más?

YO [TAMBIÉN] SUFRÍ MÁS… ¿?


Foto: sky in colours


I.
Muchos pensamos que somos nosotros, en primera persona (yo), los que más sufrimos. Pase lo que pase, sea lo que sea: desde una decepción amorosa hasta la muerte de un familiar cercano. Esto que nos pasa, según el yo, es lo más decepcionante, desastroso y doloroso que puede pasar en la vida. Según el yo, somos los que más sufrimos o los que más lloramos.

¿Quién no ha dicho alguna vez: “yo sufrí más”? ¿Quién no ha repetido incansables –y hartantes- veces: “lo que me pasó fue lo peor”? Egoístamente repetimos, para nosotros y para todos, que como “yo” nadie ha llorado o como a “mí”, nadie ha lastimado.

Hay quienes compiten por el primer puesto en la categoría: El que más ha sufrido en la vida; comparan la pérdida de su padre con la pérdida de la madre de la vecina; comparan sus cuernos con los cuernos del vecino, comparan sus lágrimas con las lágrimas de la amiga, comparan su dolor con el dolor del amigo. O tratan de desmerecer el dolor ajeno diciendo “a mí me abandonó estando embarazada, a ti solo te abandonó con un hijo adolescente”.

Creo que todos los que sufrimos, lloramos y nos deprimimos, sea por lo que sea, estamos al mismo “nivel”. Las lágrimas no entienden de grados de dolor, brotan incontrolablemente de nuestros ojos sin un censor que les diga: ALTO, tu dolor es de nivel uno. Absurdo.

La susceptibilidad, por el contrario, sí tiene niveles. Habemos personas que somos menos susceptibles que otras. Y mientras unos dicen “No lo podré olvidar jamás” las otras decimos “Con el tiempo se me pasará”. Si lloramos, rompemos recuerdos o vilipendiamos contra el -o la- culpable, solo lo haremos una vez, los otros se lamentarán por meses su “desdicha” y “desgracia”.

II.
Con esto no quiero decir que aquellos pobres niños de la India o de África (y de todas aquellas sociedades hambrientas y explotadas) sufran poco o que su dolor y miseria pueda ser comparado con la sacada de vuelta de un sinvergüenza. Ese dolor físico y psicológico que sufren los pueblos olvidados por las grandes y pequeñas potencias obviamente no se puede comparar ni subestimar. Sería mezquina si aplico mi anterior teoría en estos casos.

Ese dolor sí tiene un nivel, ese sufrimiento se expande hasta su cuerpo, su mente y deja individuos marcados, inestables emocionalmente. Una pérdida fraternal o una decepción amorosa no se pueden comparar con toda una vida en decadencia. Ellos sí sufren más. Yo cada vez que empiezo a quejarme de mis “desdichas” o lamentarme de mis malas decisiones los recuerdo y callo-aguanto.

III.
Hace poco, despolvando en mi caja musical del disco D: de mi PC, redescubrí una canción que al tocarla produjo un alud de recuerdos. Lo curioso es que no solo pensé en mi, otrora, dolor, sino también, en los de una segunda persona.
¿Quién no tiene un amigo con el que coincide en historias? ¿O un hermano o primo que al contarte lo que LE pasó te hace recordar lo que TE pasó. Esa persona que al decirte lo mucho que le duele el rechazo, abandono, desprecio o mentira de un tercero, activa un dispositivo imaginario de reward en tu mente, trayendo a tu presente imágenes y sonidos de tu pasado.

En estos casos ninguna de las dos puede decir “Nadie entiende lo que siento” o “Como yo, nadie ha sufrido” (ya hasta parece una frase de canción a lo como yo, nadie te ha amado) porque al compartir una misma experiencia, que casi parece cortada con el mismo molde y tijeras, el sentimiento post hechos será el mismo. Si alguna de las dos personas negamos haberla pasado mal, mentimos. Salvo que, alguna, tenga el corazón de piedra.

IV.
Para demostrar que no hay niveles de dolor y que en muchos casos los amigos compartimos -lo que llamo- “capítulos mal escritos” están las canciones que en esos momentos hacemos nuestras. Letras que al parecer fueron escritas solo para nosotros (io), millones de nosotros (noi). Al pensarlo más de una vez, nos damos cuenta que fueron escritas porque el dolor de un corazón roto es el mismo que el de uno estrujado y el “yo sufrí más” no existe. Lo que te pasó también me pasó, a mí o a decenas más.

Yo sé que a tus amigos vas diciendo que ya no te importa más de mí.
Que el tiempo al lado mío es un capitulo concluido sin final feliz.

Hay de aquellos desvergonzados (como diría mi mamá) e ingratos que olvidan, de la noche a la mañana, que tú estuviste en sus vidas. Deberían pasar la receta, aunque debo adivinarla: un kilo de desfachatez, medio kilo de ingratitud y otro medio de desconsideración. O bien juraron amarte por el resto de su vida o bien fingieron ofrecerte su amistad sincera. Hoy, meses o años después, si te veo no me acuerdo y lo que es peor, rajan de tu actitud -o de toda tú- con quien les pregunte qué fue de tu vida.

Yo sé que esa mujer, a quien le das lo que jamás quisiste darme a mí,
se atreve a comentar que yo no tengo dignidad, que me tiene piedad.


Y aunque nos cueste aceptarlo, estos pinochos se entregan, de nuevo, a otras personas; no podemos asegurar que también les mientan, tal vez sí, tal vez no. Quizás, algún día, se enamoren en serio y se entreguen en serio; quizá mañana otorguen una amistad sincera a otra persona, sin mentiras ni patrañas. Lo que sí es seguro es que con nosotros no sucedió así.

Tal vez yo deba resignarme y no llamarte más;
Tal vez yo deba respetarme y no rogarte más;
Tal vez deba dejar, con toda dignidad, que vivan su romance en paz.

No sé quien de los dos es el que está perdiendo más
No sé si te das cuenta con la estupida que estás
Yo sé que no podrá, quererte como yo, así no te amará jamás…

Y regresamos al principio…
¿Cuán seguros estamos de que “como yo, nadie te ha amado ni te amará” o que “Como yo, nadie ha sufrido ni sufrirá”?

En lo que respecta a mí, mis sentimientos NO tienen un censor. Sufro, lloro, amo y entrego sin fijarme en cómo lo han hecho, o lo hacen, los demás.
^
Para quien quiera oír a la gran Amanda Miguel en su despechado tema "Así no te amarán jamás"
^
^
^

martes, marzo 24, 2009

SOLO SOMOS CHICAS

SOLO SOMOS CHICAS

Tengo más de dos buenas amigas.
Tengo seis con las que prácticamente crecí.
Durante el recreo éramos el número perfecto.
Mi favorito.
Aunque resulte impar
Siempre nos la arreglamos a la hora de repartir.
Nunca nos peleamos por frivolidades
Ni nos creímos indomables
Y aunque pasamos la veintena
La infancia nos reclama desde donde quedó
Recordamos aquellos juegos que disfrutamos:
Haciéndolos.
San Miguel o Siete Pecados
Twister o Monopolio
Las escondidas o Mata Gente
La Barbie o las muñecas
Quedaron atrás hace mucho
Pero uno que otro
Nunca será para menores de veinte.

Hoy el grupo de BF4E
-Sí suena cursi y hasta “barbiesco”-
Aumentó
Dos o tres se incorporan
Pero el sentimiento no se altera
Y una noche en la que
Las películas ya no nos asustan
Decidimos abrirle la puerta al pasado
Con un tablero de más de diez años
Solo entre Chicas
Ese es el juego
Y a las finales,
En nuestras reuniones de féminas,
Es lo único que hay:
Chicas

Una ruleta
Varias preguntas
Que si te gusta un chico
Que si quisieras ser alguien más
Que cuál es tu mayor vergüenza
Que cómo fue tu primer beso
Preguntas cuya respuesta ya fue confiada
Sin siquiera hacer girar la ruleta
Un acné adhesivo para quien no quiera responderla
O una tarjeta que describa lo que,
Tus amigas creen,
Eres tú.

*Le encanta leer
*Sería muy buena doctora
*Se puede confiar en ella
*Se le puede confiar un secreto
*Imaginación ágil
*Se duerme muy tarde
*Llora fácilmente
*Le encanta el teléfono
*Se ríe chistoso
*Sabe lo que quiere
*Talentos artísticos escondidos
*Su risa es contagiosa
*Siempre tiene buenas ideas
*Le encanta hacer bromas
*No se despega de la televisión
*Tiene talento para la música
*Muy creativa
*Le encanta coquetear
*Siempre tiene una respuesta
*Le encanta escribir

Al fin y al cabo
Ellas me conocen
-me atrevo a decir-
Más que yo…
Por algo son mi BF4E ¿no?
Y sí, lo cursi predomina y ¿qué?
Es el sentimiento...

La última vez que -entiéndase sanamente- dormimos juntas.

Se suponía que no debíamos dormir. F fue la primera. R, A y J cumplieron la consigna. Nostalgia ver mi antiguo cuarto con mis cosas a medio embalar :(