¿Cuán preparada está la región?
Hace apenas una semana, el sur del país se tiñó de luto y dolor, la tierra no sólo tembló, sino también se movió, rompió y llevó consigo a más de medio millar de vidas humanas, pero ¿qué pasaría si un terremoto de igual magnitud se da en la región Lambayeque?.
Sin ánimos de crear pánico en la población, se debe afirmar que la posibilidad de que un sismo azote la región Lambayeque no es remota, teniendo en cuenta que todo el Perú se ubica en el Circulo de Fuego del Pacifico, acarreando con esta ubicación, que en el país se produzca el 90% de la actividad sísmica a nivel mundial.
Los centros históricos, tanto de Lambayeque, Chiclayo y Ferreñafe son puntos de mayor vulnerabilidad en caso de que un sismo azote al norte del país. Las edificaciones situadas en el casco urbano de estas ciudades no cuentan con estructuras que puedan resistir movimientos telúricos de gran magnitud, teniendo mayor probabilidad de colapsar.
Paredes carcomidas por la humedad o el salitre, muros inflados por el tiempo, techos abarrotados de muebles y maderas viejas, columnas invisibles, paredes cuyos ladrillos se deslizan centímetro a centímetro, mercados tugurizados y cables eléctricos cual cenefa de la ciudad, representan un alto riesgo para la población en caso de que un sismo de la magnitud del vivido se repita en el norte del país, para ser más exactos en la región Lambayeque.
Otras zonas de gran vulnerabilidad, son las urbano marginales, aquellas donde las viviendas son construidas de adobe y quincha, convirtiéndose en las primeras que colapsarían, sin miramiento alguno.
Tarea de TODOS
La Ley Nº 28551, establece la obligación de elaborar y presentar planes de contingencia, son los comités de Defensa Civil, presididos por los alcaldes, lo encargados de elaborarlos; sin embargo, en el departamento pocos son los que cuentan con un plan elaborado para casos de desastres naturales, técnica que debe ser probada a través de simulacros, los que, según dispositivos establecidos por el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), deben llegar a cuatro por año.
“Nosotros siempre insistimos en los simulacros, a veces la población lo toma a broma y no participa, pero son de suma importancia. Para ejecutar un simulacro hay que tener un plan, éste se prueba a través de los ensayos para corregir los errores. Porque, ¿de qué sirve tener un plan y probarlo, recién, cuando el evento ya ha ocurrido?”, señala Balarezo.
Según la “Atención de Desastres”
“Lo que ha sucedido en el sur nos ha permitido visualizar que no había una organización, ese comité nunca se había reunido, los comités provinciales tampoco, los distritales menos, los alcaldes no sabían que presidían los comités de Defensa Civil y ahí están las consecuencias”, afirma el Director Regional de Defensa Civil ante la búsqueda de causales.
Según Balarezo Mesones, hace cinco años Defensa Civil era tan sólo un sistema de respuesta ante las catástrofes, recién ahora se viene trabajando en un sistema de prevención, “es por ello que es muy poco lo que le podemos pedir a las autoridades, a la comunidad, a los escolares porque hemos comenzado demasiado tarde”.
Prevenir para no lamentar
La solución ante los efectos de la ‘madre tierra’ es el fomentar una cultura de prevención, las grandes tragedias de la historia se hubieran podido evitar si tan sólo los seres humanos midiéramos y planeáramos proyectos de prevención ante hechos nada predecibles que la naturaleza, silenciosamente, planea y ejecuta.
Según el Ing. Balarezo son, en niños y jóvenes, donde se tiene mayor éxito en cuanto a cultura de prevención se refiere, puesto que muchas veces son éstos los que siguen aquellos planes de manera responsable.
Paredes que salvarían
Sin embargo, la única herramienta que permite mitigar o disminuir los efectos de un evento sísmico es la capacitación, la prevención y las construcciones antisísmicas.
“En el Perú es muy común la auto construcción, se consulta a un albañil, no a un arquitecto o ingeniero, con mayor razón en las zonas urbano marginales, por tratarse de las más vulnerables, se debe difundir las construcciones antisísmicas”, asegura el Director Regional de Defensa Civil.
Según el ingeniero, hay dos técnicas de construcción antisísmica, una que impulsa la Universidad Católica y otra que impulsa el SENCICO.
En el año 2004, el Departamento de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Perú, lanzó la propuesta normativa para el diseño sísmico de edificaciones de mampostería confinada. En ella se plantea la técnica de diseño estructural basada en criterios de resistencia y desempeño sísmico, aplicable a las edificaciones de albañilería de mediana altura, es decir hasta cinco pisos.
Aquí mismo se plantea una técnica de construcción con ladrillos sólidos, este plan ha sido basado en múltiples experimentos realizados en el Perú y otros países, así como en estudios teóricos y en lo aprendido por los terremotos pasados que han afectado centenares de edificaciones.
Muestra clara de que edificaciones resistentes pueden construirse en el país para seguridad de millares de personas que, optando por lo más sencillo y económico exponen su vida y salud.
De igual manera, el Reglamento Nacional de
¿Cumplen acaso con estas normas edificaciones antiguas del centro de Chiclayo?, en un recorrido por calles como San José, Vicente de la Vega, Juan Cuglievan, entre otras, podemos constatar que el reglamento lo dejan de lado o simplemente no lo conocen.
Las imágenes de muerte y dolor que recorrieron el mundo, difícilmente se borrarán de la memoria de todo peruano, incluso extranjero, las lágrimas derramadas no son suficientes para parar o disminuir la liberación de energía de la tierra (causa de un temblor o terremoto), pero la prevención sí ayuda a mitigar los efectos de un movimiento telúrico, en un momento en el que todo puede pasar, la opción de menguarlo está en nuestras manos.
((Jill Barón Rodríguez - Estudiante IX ciclo Periodismo))
((Expresión Nº 528 - Chiclayo, del 24 al 30 de agosto del 2007))
((Fotografías: Jill Barón))
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